miércoles, 19 de diciembre de 2007

Roma y como escombros se convierten en ruinas (parte III)

En el comienzo de la Vía Ramni, donde se intersecta con la Vía pletoriano, un trozo de muro se manifiesta como muy vivo, justo el día de los muertos...
Primero de noviembre, salgo temprano por la mañana con la idea de coronar las siete colinas de Roma. Antes de llegar a uno de los semáforos más respetados de Roma (o por lo menos uno de los pocos que he visto, donde todo mundo espera el verde), éste se encontraba completamente acordonado. La policía estaba presente y la familia miranda (en su descendencia itálica) se congregaba en pleno, alrededor del muro que separa el casco antiguo del "nuevo". El radio de
acordonamiento no supera los 20 metros, que para una ciudad con este trafico ya es mucho. Como ninguno de mis dos apellidos responde al de "miranda" seguí caminando como si nada, tratando de encontrar el paso que deja el semáforo en momentos intermitentes. Al llegar a la esquina, y aunque no se quisiera mirar, estaba la razón de tanto alboroto. Un trozo de muro yacía sobre el descuidado pastizal.
Reflexion: Si todo el muro se viniera abajo no ocuparía ni la mitad del radio de seguridad marcado y seguro que los trabajadores de la pequeña gasolinera que esta dentro del radio piensan lo mismo.
El semáforo me deja el paso en frente esta termini. Suena INTI-ILLIMANI con su canción "el mercado de testaccio" en mi reproductor, recuerdo que eso es aquí en Roma. Además tenia que darme una vueltecilla por trastevere, el nombre es muy explicito para localizar el lugar (detrás del rio de Roma, que en Italiano es "tevere")... bueno, aunque si lo quisieran hacer más explicito pondrían "trasteveresottovaticano". La musica me anima a postergar la excursión por las siete colinas e ir a trastevere. Sin mapa, no tenia muy claro como ir, así que decidí aplicar juan-juan y caminar por "tincada". Las tincadas y diversos juegos (como perseguir gente a mucha distancia o comenzar a seguir la dirección de la primera flecha que viera) me llevaron al Circo Massimo... supongo que debía darle una segunda oportunidad a esas "ruinas". Luego de "maravillarme" nuevamente con este peladero, muy dado para unos botellones, fui a la orilla del tevere, cruce a la isla Tiberina y tome la vía trastevere.
Nota al margen, el río así como toda la ciudad muestra que fue muy grande en su época, y aun logra hacer que los puentes sean necesarios.

Trastevere es uno de los lugares comunes de europa, el asterisco de roma. Es uno de esos barrio que te puedes encontrar en cualquier ciudad, donde toda la gente defiende que es autentico y propio, donde te dicen que aun te saludan por la calle, en fin... toda esa palabrería que argüimos cuando un sitio te agrada, pero en el fondo tampoco es tan así. Es decir, igualmente esta lleno de turistas, es
mentira que la gente te salude en la calle de forma particular, pero su atmósfera acogedora es indiscutible (a titulo personal).
Luego de tamaña caminata y retornando a casa me encuentro con el tinglado de la mañana. El muro, el cordón, escombros y un policía, para resguardar no se muy bien qué.
Viernes, despejado y algo fresco. No me extraño que no hubiera nadie ayer para recoger los escombros (era fiesta) pero hoy solo veo a un policía y el cordón (que no a disminuido de radio) me voy al Instituto sin suponer que caería la primera birra con la gente del laboratorio.
- ¿Vamos a tomar una cerveza? (claro, se lo dijeron a un sordo)
- ¿donde? - dije a modo de respuesta.
- En San Lorenzo, es un muy buen sitio - Debo reconocer que el nombre
me sonaba de algo...
Bueno, cuento corto... Yo vivo en San Lorenzo.
Sábado, despejado y con calorcillo, por la mañana me quede en casa. La señora Giustini estaba muy apenada porque había tenido que golpear a su perro por que se meo en el salón. Después de la conversación de rigor con ella y tratar de consolarla arguyendo a Piaget (joer, el rollo que le solte.... claro, como pude) como que me dieron ganas de darme un homenaje y tomarme mi nunca bien ponderado cafe con leche y amareto. Me fui a Trastevere nuevamente, porque los antojos no vienen así solitos. Busque una terracita, trate que no fuera ni de mantel ni con velas, pero la clavada seria inminente... el sitio elegido es un garito, en la Vía del cinque - un cafe latte, una grappa de amaretto y un poco de agua - 7€, unas dos horas mirando a la gente pasar y vuelta a casa. El muro, ahi esta... obviamente a estas alturas los escombros ya se han convertido en autenticas ruinas, aunque supongo que lo deben certificar algunos peritos. Posiblemente este sea el problema, como todos los peritos están ocupados reconociendo ruinas en la Linea C de metro (que desde que conozco Roma, esta en construcción... hace unos cuantos años ya), no han podido levantar las ruinas del muro y de paso desencordonar el área.
Domingo, me quedo en casa. La señora Giustini esta enferma y yo debo tratar de descifrar un par de cosas, entre ellas de que voy a hablar con Nardi el lunes en la reunión/comida.
Así llegamos a hoy, Lunes 05 de noviembre. Donde el día comienza bien, la universidad se ha dignado a pagarme, Nardi llega temprano y hablamos sobre el proyecto antes de la comida (aunque ni rastro de los 5€ de la comida de la semana pasada), me invitan a un partido de futbol con la gente del laboratorio (ni idea de donde sacare las zapatillas porque no traje, pero no creo que sea mucho el problema, pa' lo que toco la pelota) y el perrito de la señora Giustini se lo ha llevado su hija, por unos días, mientras ella se mejora. ¿El muro? - “sigue igual, cordon y policia”. La novedad ya no detiene el trafico, la familia miranda a retornado a su anonimato y los peritos siguen haciendo la Linea C del metro a punta de brochazos en la tierra.

1 comentario:

Anónimo dijo...

la pregunta es...
¿TE DEVOLVIERON LOS 5 EUROS JAJAJ?
JAJAJAA
chau


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